martes, 7 de octubre de 2008

Conducir es un placer...

Yo soy amante de los autos. ¡Me encantan los autos! Soy admirador de su tecnología e ingeniería. Me gusta lo que son y para lo que sirven. Me gustan desde los clásicos hasta los modernos; desde los pequeños hasta los grandes... en fin, ¡Me encantan los autos!

Pero mi debilidad son los vehículos de diseños aerodinámicos y de motores capaces de alcanzar altas velocidades. No hay nada como un auto deportivo. Y entre más veloz, mejor. Desde que aprendí a conducir me ha gustado la velocidad. ¡Y me encanta conducir! Insisto... ¡Conducir es un placer!
Yo debería haber sido piloto de autos de carrera. ¡Me encantan la velocidad!
Me fascinan las maniobras que realizan los pilotos de racing y me encantan las películas que tienen persecusiones en autos. Tampoco crean que soy fan de "The fast and the furios" (o Rápido y Furioso), la primera fue muy buena pero si de películas se trata creo hay otras cintas que tienen mejores persecuciones o carreras de autos como... no, ese es un tema muy extenso; mejor lo dejo para una futura entrada.

¡Es que me encanta conducir! ¿Y es que qué podría ser mejor que conducir el auto de tus sueños?
Bueno eso depende de la persona... en mi caso podría ser: conducirlo directo hacia (y sobre) mi suegra... entre otras cosas.

Hay una infinidad de estilos y modelos de autos muy modernos y preciosos como el Ferrari (cualquiera, todos son hermosos)...

o el (Ford) Mustang...

o algún BMW...

pero mi favorito es nada más y nada menos que el Lamborguini. Creo que el detalle de las puertas que se abren para arriba es una de las cosas más geniales que se le hayan ocurrido a Lamborghini (aunque ya otros le han copiado la idea), por eso es que me encantan estos autos y mi Lamborghini preferido es el Lamborghini Diablo.

Aunque su producción se limitó de 1990 a 2001 (y en su mayoría sólo por pedido) creo que el Diablo es uno de los vehículos más bellos que ha existido.


¡La mitad de mi reino por un Lamborghini!


Claro que con lo que vale mi reino no alcanza ni para comprar uno de los escuditos con el torito que es logotipo de dicha marca de vehículos; pero si alguna vez la vida quisiera concederme, por medio de un milagro celestial o porque yo tenga la suerte de liberar a algún genio atrapado en una botella, o más díficil todavía... porque yo me gane el premio mayor del Bingotón Millonario dentro de unos 9 años (porque dentro de 9 años aproximadamente el monto acumulado del premio mayor ya va a ser de unos Q 6,099,577.42 debido a que nadie se lo gana) o por el método que sea que la vida quiera concederme algo material y único que siempre he deseado desde que supe que existía definitivamente eso sería un vehículo de la casa Lamborguini y no tiene que ser precisamente el Diablo... puede ser uno más reciente porque no me gusta ser exigente.

Por supuesto que eso nunca va a suceder pero soñar es gratis. Y subrayando esto último... si no puedo tener un Lamborghini Diablo, por lo menos que sea un Lamborghini Múrcielago (no le pido nada a la vida).


O sino un Gallardo que sigue síendo bellísimo.


O sino pues la más reciente creación de Lamborguini no me caería nada mal... un Lamborghini Reventón el cual es una increíble obra de arte: es un híbrido entre un auto y una nave espacial. (En realidad, a fecha de hoy el Lamborghini más reciente es el Estoque pero creo que el diseño no es muy bueno, al menos a mí no me gusta tanto como el Reventón.)





Este automóvil es simplemente... bello. Sólo con soñar en conducir uno de estos yo me... emociono. ¡Es que me encanta conducir!

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