Aunque parezca mentira… yo no planifiqué pasar un año sin publicar nada en este blog pero que curioso que mi publicación del viernes haya coincidido con la fecha de la última publicación del año pasado.
No tengo ningún motivo en especial por el cual deje de redactar en este blog. A decir verdad tampoco tengo ningún motivo en especial para volver a publicar en el… Y eso es bueno porque para mi esto resultó ser lo que tenía que ser: un pasatiempo que puedo retomar cuando se me antoje. Y por lo que veo pues a nadie le hice falta así que está bien. Nadie se fue a tirar al barranco por la ausencia de las inteligentes publicaciones que aparecían en este blog hace más de un año.
¡Un año! ¡Eso sí es falta de dedicación! Bueno… ¿Qué más da? Ya estoy de vuelta… al menos hasta que me vuelva a agarrar la locura y pierda el interés nuevamente…
¡Ahí está ve!... Pérdida de interés… El motivo principal de que me haya alejado tanto tiempo de la redacción de artículos para este blog. Veo que lo último sobre lo que escribí el año pasado fue sobre el concierto de Metallica… ¡Uff! ¡Qué melancolía!
En un año han pasado innumerables cosas y, como he mencionado antes y si no lo he hecho lo hago ahora: si yo escribiera sobre cada cosa que sucede (mejor debería trabajar de reportero) no tendría vida propia y, como “la vida es ahora” pues ahí iré escribiendo a ver que hay de nuevo…
Y a propósito de mi ausencia… ahora que recuerdo… el que si ni siquiera se despidió fue el Amo del calabozo, el autor de el blog de ¿Quién gana?
A mediados del año pasado visité su blog y grande fue mi sorpresa al encontrarme con que la última publicación había sido ya hace varios meses. En la misma había un montón de comentarios de diferentes fechas que más o menos llevaban una cronología descriptiva de que el autor del blog no aparecía por ningún lado. Tanto así que sus seguidores ya lo habían dado por muerto (porque creo que no se puede decir otra cosa) y, como no podía faltar siempre algún ocurrente, ahora ya existe el blog “¿Quién gana? 2”.
Así es, como la segunda parte de una película. Pues no pude evitar entrar a conocer el Quien gana 2 y pues es casi lo mismo pero, como era de esperarse, el nuevo autor o autores, no tienen la gracia ni la imaginación que tenia el Amo del Calabozo.
¿Quien gana? 2 es como la versión chusca del original y no lo digo en mala onda y, por supuesto, no dejé ningún comentario ni para ofender ni para bajarle el ánimo a nadie (ni al original le dejaba comentarios). Si eso los hace feliz pues allá ellos. ¿Quién soy yo para arruinarles su fiesta?
Pero eso sí, el Amo del calabozo… que al final solo Dios sabe que sucedió con él o sí en realidad su existencia física en el mundo real concluyó (¡Se murió pues! ¡Va!), tenía mucho más tino para escribir tonterías con gracia pero bueno, así es la vida. Hoy estamos, mañana saber. Yo de verdad espero que simplemente se haya aburrido o que haya conseguido novia o qué sé yo… aunque por la fidelidad que le tenía a su blog dudo mucho que alguna de estas razones haya sido motivo suficiente para que lo abandonara sin siquiera despedirse pero quien sabe…
Bueno, donde sea que esté ojalá que todo le esté saliendo de perlas.
Yo, por mi parte pues voy a seguir escribiendo con la misma constancia (mmm?…) que normalmente lo hacía hace poco más de un año (o sea casi nunca) y si me vuelve a agarrar la hueva pues nos leemos más adelante si Dios quiere.
martes, 19 de abril de 2011
viernes, 15 de abril de 2011
La tabla periódica hecha una serie.
Hace seis meses más o menos el canal de cable AXN empezó a retransmitir desde su primera temporada una serie muy buena llamada Breaking Bad. Yo la había visto anteriormente gracias a que mi hermano tubo la sabiduría de decirme: “Ve Breaking Bad, es buena.” pero no la había visto desde el principio y menos completa. Hubo episodios que vi fraccionados y otros que ni siquiera vi. Ahora que la retransmitieron hice hasta lo imposible para no perderme ningún episodio y… bueno, ahora sí ya estoy al día.
Para los que no la conocen, Breaking Bad es una serie salida de solo Dios sabe que creativa cabeza y que magistrales escritores para crear una historia tan atrapante. Que te la cuenten no tiene ni la mitad de la mitad de la gracia como que tú la veas pero aquí un pequeño resumen de lo que trata:
Walter White es un maestro de química que ya ronda los 50 años; su esposa, Skyler, está embarazada de su segundo hijo y el primero, Walter Jr., es un adolescente especial. La situación económica de Walter está en declive y para colmo de males le diagnostican cáncer de pulmón. Esto último desencadena en él una serie de sensaciones que cualquier ser humano tendría: Miedo, enojo, depresión, frustración, etc. debido a que él siente el deseo y la necesidad de dejar bien establecida a su familia cuando él ya no esté.
El cuñado de Walter, Hank, es un agente de la DEA. En una reunión familiar Hank hace alarde sobre su trabajo atrapando a los distribuidores de drogas y comenta sobre las cantidades de dinero que un fabricante de narcóticos puede llegar a ganar.
Esta conversación es el detonante que empuja a Walter a convertirse en un fabricante de sustancias ilegales debido a que su basto conocimiento sobre la química, su gran necesidad económica y su diagnostico de cáncer de pulmón resultan ser la combinación perfecta para ello.
Para comenzar en este negocio Walter busca la ayuda de un joven, no muy disciplinado por cierto, que no anda en tan buenos pasos, es fumador de hierba mala, y que acaba de tener suerte al escapar de una de las redadas que la unidad de la DEA liderada por Hank hace regularmente y que además fue alumno suyo en el pasado, convirtiendo así a Jesse Pinkman en la mano derecha de Walter para empezar su propio laboratorio ilegal. Claro que las diferentes personalidades de Walter y Jesse chocan constantemente y les cuesta mucho estar de acuerdo lo cual es entretenido de ver.
Hasta aquí llega la breve sinopsis de lo que esta serie ofrece en la mitad de su primer episodio.
La temática de la serie es simple: las cosas que un ser humano común y corriente puede llegar a hacer y las decisiones que puede llegar a tomar cuando la situación se pone difícil.
Ahora bien, lo interesante de la serie es que, de entrada, pues los dos personajes principales dan la impresión de no dar para mucho. Es decir, no son ni tan experimentados ni tan audaces como para pensar que puedan llegar lejos en su nuevo “trabajo”. Y aunque no necesariamente te caigan tan bien al principio, la manera en que se va desarrollando la historia y la diversidad de situaciones a las que se enfrentan hace que te interese saber que es lo que viene después y “¿como rayos van a salirse con la suya?”.
De hecho, Walter cuenta con la ventaja de que nadie sospecharía de un maestro de secundaria cincuentón, pero la historia efectivamente trata de eso: ¿Cuanto tiempo podrá Walter esconder su secreto de su familia? Tiene muy pocas probabilidades de llegar lejos y pasar desapercibido. ¿Estará dispuesto a arriesgarse a pasar de los límites de lo moral para que su esposa, su hijo y su cuñado no se enteren?
Por otro lado es inexplicable que uno, como espectador, termine riéndose de algunas grotescas, sangrientas y muy poco cómicas situaciones que tiene esta serie que se supone que es un drama. Me refiero a que hay que tener un estómago fuerte y muy poca vergüenza para “soportar” los primeros episodios de la primera temporada de Breaking Bad porque después de unos cuantos pues ya llevas aviada y ya sabes que puedes esperar lo que sea.
A pesar de ser una serie lenta, porque lo es, sufre de acelerones, por así decirlo; es decir que es como ir conduciendo tu vehículo en una calle llena de túmulos. Esos saltos abruptos son los que lo mantienen entretenido a uno. Los diálogos y las actuaciones son convincentes y el aspecto técnico es bastante respetable. Su género dramático con salpicaduras de comedia y la emoción que los artistas le inyectan a los personajes han sido la clave para que esta serie haya ganado ya dos (creo yo) premios Emmy.
A estás alturas es bueno encontrar un programa que salga un poco de la rutina, que sea diferente y que haga contraste con las novelas, con los estúpidos realitys y ya no digamos con los que son como American Idol y todas esas idioteces.
Hace tres semanas empezó la cuarta temporada, que pues ya va mucho más avanzada de lo que describí un poco más arriba, y está bien interesante.
Por cierto, por ahí estaba leyendo que el creador no sabe como va a terminar la serie. Y no es que estemos esperando un desenlace inmediato pero da curiosidad y morbo saber cual será el final de Heinsenberg (es el sobrenombre con el que Walter trata de esconder su identidad, y que conste que dije “trata”) en el mundo del narcotráfico o si Walter perderá la carrera contra el Cáncer (Hagan sus apuestas).
Breaking Bad un gran trabajo a nivel técnico y a nivel historia. Repite episodio anterior los domingos a las 10:00 am y estrena episodio, también el domingo, a las 7:00 pm por AXN.
Para los que no la conocen, Breaking Bad es una serie salida de solo Dios sabe que creativa cabeza y que magistrales escritores para crear una historia tan atrapante. Que te la cuenten no tiene ni la mitad de la mitad de la gracia como que tú la veas pero aquí un pequeño resumen de lo que trata:
Walter White es un maestro de química que ya ronda los 50 años; su esposa, Skyler, está embarazada de su segundo hijo y el primero, Walter Jr., es un adolescente especial. La situación económica de Walter está en declive y para colmo de males le diagnostican cáncer de pulmón. Esto último desencadena en él una serie de sensaciones que cualquier ser humano tendría: Miedo, enojo, depresión, frustración, etc. debido a que él siente el deseo y la necesidad de dejar bien establecida a su familia cuando él ya no esté.
El cuñado de Walter, Hank, es un agente de la DEA. En una reunión familiar Hank hace alarde sobre su trabajo atrapando a los distribuidores de drogas y comenta sobre las cantidades de dinero que un fabricante de narcóticos puede llegar a ganar.
Esta conversación es el detonante que empuja a Walter a convertirse en un fabricante de sustancias ilegales debido a que su basto conocimiento sobre la química, su gran necesidad económica y su diagnostico de cáncer de pulmón resultan ser la combinación perfecta para ello.
Para comenzar en este negocio Walter busca la ayuda de un joven, no muy disciplinado por cierto, que no anda en tan buenos pasos, es fumador de hierba mala, y que acaba de tener suerte al escapar de una de las redadas que la unidad de la DEA liderada por Hank hace regularmente y que además fue alumno suyo en el pasado, convirtiendo así a Jesse Pinkman en la mano derecha de Walter para empezar su propio laboratorio ilegal. Claro que las diferentes personalidades de Walter y Jesse chocan constantemente y les cuesta mucho estar de acuerdo lo cual es entretenido de ver.
Hasta aquí llega la breve sinopsis de lo que esta serie ofrece en la mitad de su primer episodio.
La temática de la serie es simple: las cosas que un ser humano común y corriente puede llegar a hacer y las decisiones que puede llegar a tomar cuando la situación se pone difícil.
Ahora bien, lo interesante de la serie es que, de entrada, pues los dos personajes principales dan la impresión de no dar para mucho. Es decir, no son ni tan experimentados ni tan audaces como para pensar que puedan llegar lejos en su nuevo “trabajo”. Y aunque no necesariamente te caigan tan bien al principio, la manera en que se va desarrollando la historia y la diversidad de situaciones a las que se enfrentan hace que te interese saber que es lo que viene después y “¿como rayos van a salirse con la suya?”.
De hecho, Walter cuenta con la ventaja de que nadie sospecharía de un maestro de secundaria cincuentón, pero la historia efectivamente trata de eso: ¿Cuanto tiempo podrá Walter esconder su secreto de su familia? Tiene muy pocas probabilidades de llegar lejos y pasar desapercibido. ¿Estará dispuesto a arriesgarse a pasar de los límites de lo moral para que su esposa, su hijo y su cuñado no se enteren?
Por otro lado es inexplicable que uno, como espectador, termine riéndose de algunas grotescas, sangrientas y muy poco cómicas situaciones que tiene esta serie que se supone que es un drama. Me refiero a que hay que tener un estómago fuerte y muy poca vergüenza para “soportar” los primeros episodios de la primera temporada de Breaking Bad porque después de unos cuantos pues ya llevas aviada y ya sabes que puedes esperar lo que sea.
A pesar de ser una serie lenta, porque lo es, sufre de acelerones, por así decirlo; es decir que es como ir conduciendo tu vehículo en una calle llena de túmulos. Esos saltos abruptos son los que lo mantienen entretenido a uno. Los diálogos y las actuaciones son convincentes y el aspecto técnico es bastante respetable. Su género dramático con salpicaduras de comedia y la emoción que los artistas le inyectan a los personajes han sido la clave para que esta serie haya ganado ya dos (creo yo) premios Emmy.
A estás alturas es bueno encontrar un programa que salga un poco de la rutina, que sea diferente y que haga contraste con las novelas, con los estúpidos realitys y ya no digamos con los que son como American Idol y todas esas idioteces.
Hace tres semanas empezó la cuarta temporada, que pues ya va mucho más avanzada de lo que describí un poco más arriba, y está bien interesante.
Por cierto, por ahí estaba leyendo que el creador no sabe como va a terminar la serie. Y no es que estemos esperando un desenlace inmediato pero da curiosidad y morbo saber cual será el final de Heinsenberg (es el sobrenombre con el que Walter trata de esconder su identidad, y que conste que dije “trata”) en el mundo del narcotráfico o si Walter perderá la carrera contra el Cáncer (Hagan sus apuestas).
Breaking Bad un gran trabajo a nivel técnico y a nivel historia. Repite episodio anterior los domingos a las 10:00 am y estrena episodio, también el domingo, a las 7:00 pm por AXN.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)